viernes, 4 de septiembre de 2009

CÓMO ENGAÑAR A UN ARGENTINO

ARGENTINO: SINÓNIMO DEL IDIOTA COMPULSIVO

Autocrítica poco constructiva en contra de la sin razón

Como buenos argentinos que somos, y tal como nos declaramos ante el mundo, creyéndonos que somos "la crema y nata" del planeta adolecemos de una terrible mal: "la idiotez compulsiva".

Hurgamos en los desechos que dejan los demás y nos maravillamos al descubir en ellos, algún que otro trasto en medio de la basura. Recolectamos espejitos de colores, pedazos de cerámica, colillas de cigarrillo, un pedazo de chapa "apenas" oxidado, medio envase de plástico, un sillón destartalado, etc., etc. y nos decimos a nostros mismos lo ricos y afortunados que somos al poder adquirir semejantes tesoros.

Cuando razonamos, utilizamos el sentido poco común, el corazón enojado, la inmoralidad de los actos del otro, y enarbolamos la bandera de nuestros equipos de fútbol. Ante cualquier problema social, nos paramos ante el opresor y exigimos de inmediato se nos repete como humanos que somos; enseguida cedemos nuestro derechos al primero que pasa y que sin dudar nos ofrece un colchón, una casa, un subsidio, u otro cachivache que colme nuestros más ansiados anhelos de egoísmo y autosatisfacción inmediata; el cual, por supuesto, nunca nos harán entrega o no cumplirán con lo pactado. Nuestra miopía innata nos impide leer la letra chica, y simplemente, nos contentamos con el dicho de "A caballo regalado..."

Hablamos de la falta de plataformas políticas de los partidos, de las sospechas de negociados en las que están envueltos nuestros candidatos, de la falta de claridad de los discursos; y procedemos a votar al más simpático y déspota de los tiranos.

Nos quejamos luego de las medidas irracionales a las que permanentemente nos vemos sometidos.

Medimos el raiting de un espacio televisivo en función de la cantidad de pavadas, lenguaje obsceno, falta de respeto al otro y por la cantidad de ridículas peleas entre mediáticos que contiene; somos incapaces de poner al aire un programa cultural que dure más de media hora, siempre y cuando sea una vez a la semana. Después no entendemos por qué nos falta formación histórica, ciudadana, legal y económica entre otras cosas.

Decimos defender los derechos de nuestro compañeros en los sindicatos, mientras salimos abrazados con nuestros empleadores en cuanta tapa de revista existe y acordamos ceder nuestros derechos laborales a cambio de una mejor imagen en los medios.

Censuramos a cualquiera por el sólo hecho de pensar diferente; y lo declaramos enemigo del estado,... sin derecho a réplica.

Ridiculizamos a quienes piensan un poco más que nosotros, recordándole permanentemente a la humanidad el mismo trato que sufrió Darwin cuando se le ocurrió exponer su Teoría de la Evolución y lo dibujaban cual mono con anteojos.

Para nosotros vale más una cábala que cualquier análisis político efectuado por un profesional en la materia. Llevando algo rojo, no le tememos a la envidia.

Elegimos como gobernantes a personas que no entienden ni han estudiado ni medio libro de leyes, política, seguridad, economía, vivienda, salud ni educación; después nos quejamos porque no saben como implementar planes y políticas de gobierno que nos permitan vivir dignamente.

Criticamos la educación en las escuelas y permitimos y enseñamos a nuestros hijos a faltarle el respeto a los maestros, profesores y directivos. Después, no nos explicamos como es posible que en nuestro país haya violencia en los establecimientos educativos.

Llevamos a nuestra casa una goma, un lápiz, una hoja de papel de nuestro trabajo; después no entendemos como es posible que sea tan fácil robar en Argentina y como puede ser que exista la impunidad en nuestro país. Más tarde, culpamos a nuestros gobernantes por las coimas que cobran, por los bolsillos que llenan desde el erario público.

Nos contradecimos en nuestros dircursos y pedimos a los demás coherencia en sus actos.

Desresponsabilizamos a nuestros menores de edad de cualquier hecho delictivo; después, no entendemos que está pasando con la juventud en nuestro país...

Mientras sigamos creyendo que somos los "más vivos del mundo", no hace falta que venga un extraño a querer vendernos espejitos.

Mientras nos dejemos comprar, al grito de "sálvese quien pueda", quienes nos gobiernan seguirán aprovechándose de nuestra idiotez.

En la medida que no nos responsabilicemos de nuestros actos y decisiones, el caos y la anarquía seguirán marcando nuestro rumbo.

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